martes, 5 de noviembre de 2013

'tengo muchas cosas que contarte'



Me fascina la energía con la que Víctor sube las escaleras. Es normal, tiene siete años. Me lo dijo hace un par de días cuando coincidimos por primera vez en el autobús. No dudó un instante en sentarse en el asiento contiguo que yo ocupaba involuntariamente con mi abrigo y el bolso lleno de libros.

Me llamo Víctor y vengo del cole, es la primera vez que vuelvo solo a casa, pero no me da miedo porque tengo siete años.

¿Y tú, cómo te llamas?

Levanté la vista de la lectura y me encontré una bonita sonrisa que esperaba una respuesta. Le hice un hueco, venía sudando y jugueteaba con el ticket del billete que el conductor le había dado. Se acomodó mientras me contaba que se había pasado todo el recreo recogiendo hojas secas de los alrededores, con las que a última hora habían comenzado un mural ‘super-enorme’ en la pared. Llevaba en la mano seis hojas, su número favorito, en un pequeño ramo, algunas en peor estado por el transcurso del día. Quería regalárselas a su madre cuando volviese, me confesó que las iba a guardar hasta Agosto, para que ella las viese al llegar del trabajo. Hablaba del tiempo con la felicidad que da saber que todo llegará.

Al llegar a su parada, me prometió que iría por la acera.



Si mañana voy al cole, espérame en este asiento, tengo muchas cosas que contarte.



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