viernes, 31 de mayo de 2013

31M

-Si no te dejas hacer,
mi octubre hace con tu mayo lo que se deje.-

No necesito darme a conocer 
recitando en otros bares,
tu entrepierna se acojona 
cuando versos sin sentido
cruzan mares para vernos,
para sernos, y servirnos.

Y sentimos sin tenernos
más que a ratos de cerveza,
a tragos de tu tiempo, 
sin prisa por volver 
para volar cuando nos vemos.

Revolvemos entre sábanas los besos, 
encharcando los lunares de mi cuerpo
donde sueles refugiarte de las lluvias
del otoño, de este octubre que te lluevo. 

Y saluda a sacudidas,
tú en la isla de mis pecas,
yo en las olas de algún mar,
incendiándonos las ganas 
de hacernos la primavera.

-En pleno mayo,
te lluevo octubres.-

viernes, 24 de mayo de 2013

Bastante tengo ya contigo.


Bastante tendrás ya con no morir
en esa parte del corazón
que reservo a los fracasos,
a los besos de una noche,
a los versos de un poeta,
al más mínimo roce y disimulo
o esta lluvia que da sed.


Bastante tendrás ya con quedarte
instalado en mí durante el resto de tu vida,
– o de la mía– que es mí a quién le cuesta
no idealizar el pasado y desvestir el presente sin rozarte.


Bastante tengo ya con lo que tengo,
con lo que pesas, con lo que arrastro.



Bastante tendrás ya con lo que te desgasto,
con lo que te grito, con lo que te abrazo.


Bastante tengo ya con no tenerte,con destrozarme,
con arrancarme a versos tus recuerdos,
con recordarle al mundo que no estás.


Bastante tendrás ya con existir
y con saber que joder a un poeta
es declarar una guerra a las palabras.


Bastante tengo yo con ordenarlas a tu antojo en mis costillas.
Bastante dicen ya de ti sin mí a sus espaldas.


Y por si no tenías bastante,
me entrego en vida y letra a la nostalgia,
idealizo la idea de volvernos, de querernos.
Un pecado:


 Te estoy haciendo inmortal.




Y te estoy haciendo inmortal en cada verso,
en cada beso,
en cada historia,
en cada guiño,
en cada canción,
en cada palabra,
en cada esquina,
y en cada rato que dedico a escribirte,
aquí, tatuando árboles,
mojando de tinta los papeles,
dejando tu nombre al lado de la palabra siempre.


Bastante tengo ya contigo.


martes, 21 de mayo de 2013

Delirios de grandeza.


La vida implica decisiones, y éstas, consecuencias. Positivas y negativas, como hasta el más inocente “piedra, papel o tijera” de una noche de jueves.

‘La vida da las vueltas que tú le quieras dar’- le explicaba a un amigo hace días mientras removía el café. La vida te lleva por un enrevesado camino, aunque eso sí, cada uno lo decora a su manera. Te puedes poner como quieras, que ella va a hacer lo que le plazca contigo. De ti depende ver el vaso de una manera u otra, aunque sabes que después de brindar, hay que beberlo de un trago. Y luego, la siguiente ronda y dejamos de verlo.


                        



No pondré ni nombres, ni fechas. Cualquier parecido con vuestra sonrisa es mérito única y exclusivamente vuestro. Cojan asiento que empieza el vuelo.

El despegue me llevó a reconstruirme, porque desde abajo duele menos la caía, y para ello conté con un corazón que invitaba a quedarse a dormir, era cómodo y sincero, sin grandes lujos y a varios kilómetros, con grandes vicios y que quise en todo momento lo mejor que pude, a medio pulmón. Él sabe que le estoy recompensando con creces a día de hoy, porque lo de casarnos en el bar de la esquinita es algo que solo se hace una vez en la vida, elijas la versión que elijas.
                               





Estaba viendo el mundo desde otra perspectiva, a la misma altura de ciento sesenta y nueve peldaños en la que llevo un par de años, pero mirando a otro horizonte, quizás al mar. El dinero se iba y venía en viajes, en cervezas, en dejarme la vida en la carretera y en vivir del aire (aunque todas esas manías las mantengo). No escatimaba en felicidad, la servían con un par de hielos fuese donde fuese. Y a mí, me calmaba la sed.

La playa emitía mensajes subliminales, y casi con los apuntes incendiados, partí a mojarme. Lo recuerdo como si fuese ayer, aunque no sepáis cuando fue porque la omisión de fechas está permitida en lo que uno quiera, menos el día de inicio del primer amor (que se olvida si se quiere).
El Mediterráneo incitaba con guiños desde primera hora de la mañana, que aunque solían pegarse las sábanas, me levantaba cantando y me sobraban sonrisas que regalar mientras desayunábamos. Poner banda sonora a un corazón en reconstrucción no era fácil, pero ellas lo consiguieron invitándome a bailar. El gin-tonic me terminaría echando de menos, tantas noches no caben en un cuento.

El siguiente vuelo fue en un abrir y cerrar de ojos. El sur me daba miedo, juro que fue una decisión de última hora, cogí la maleta y nos plantamos en su costa. Era un reto. Otro más que superar. Una misión que traía el acento de una tierra a la que había amado. Pero no me pude resistir a esas ganas de vivir que me llamaban cada noche entre risas para contarme lo que era aquello. Que me esperaban. Y con lo puesto, me fui.






Y fuimos reyes. Fuimos los reyes por un momento. Hicimos magia con las horas, nos bañamos en sudor y verborrea de borrachos. Vaciamos el pulmón para respirar la felicidad. Y allí puso Quique la banda sonora de mis días. No dejamos que el Poniente interrumpiese nuestro sueño. Salamos heridas, curamos con besos, cantamos de noche, dormimos de día. Quien bien me conoce, sabe que con un tinto y una guitarra en la orilla del mar se me olvida el poquito de vergüenza que tengo, cuando me arranco por mis cantaitas al atardecer. Y muchas noches y mucho vino. No había mejor manera de remontar que sus vicios.

"Y no perdimos nada porque lo sellamos todo al pie de aquella cala".


Aterrizajes forzosos, nuevos vuelos y otras calas cerraron los días. Y después de todo empecé a escribir, nos hicimos infinitas y hemos conseguido sobrevivir hasta aquí, que no es poco.
Y así la vida va marcando en la pared de su prisión lo que le importa, pintando con trocitos de todo lo vivido, con corazones, con musas y con poetas, pero sobre todo, con sonrisas.


Y todo esto son delirios de grandeza, de reyes, de exceso de tiempo en los apuntes, de falsos poetas. 


Pero no me lo tengáis en cuenta.




domingo, 19 de mayo de 2013

Otro domingo sin aliento.


Todo lo que me pasa cabe en un domingo. 
No puedo explicar lo que quiero decir si llueve y no has venido a quemarme con palabras. El amor por escrito besa lento, desviste en cursiva y folla con todas las letras. Tiene de fondo a Ferreiro para hacértelo más especial, viene en camisa y zapatos solo para deshacerse entre mis manos. Me habla de viejos amores mientras calmo su sed con abrazos. Tiene el gusto cinematográfico de hacerme un hueco, y en vez de palomitas, explota el maíz en besos. Me habla de dificultades y yo crezco sus deseos, superando la barrera del sonido -o cualquiera- proponiéndole un mundo que casi ambos hemos olvidado en los bares. Nunca cede. Pone límite de palabras, de sentimientos y marca el ritmo de mi prisa. Escribe con las manos y me borra con la lengua.

Todo un domingo en pijama ya sabe algo a él. 

Podrías ser domingo ya, y venir para dejarme sin palabras, sin aliento. Para vestir de cuadros mis líneas cuando me arropes y romperle los esquemas al cielo. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

De por qué volqué el cielo y tus lunares.

Volqué la vida para verte igual de guapo en el fondo del asunto,
vacié el vaso a tus pies para que no estuviese a medias sin mí.
Amargué el café con mis dudas de media tarde
y te rompí la poesía que guardabas entre las piernas.

Te quise despacio pero con mucha prisa.

Malgasté el papel liándote besos,
inventé otros modos de vivir,
enamorándote al despertar con olor a amor recién hecho.

Fui Colón en tu cuello,
dándole la vuelta al mundo por donde a nadie antes dejaste pasar.
Siguiendo el sentido del deseo,
descubrí tu nuca
y me quedé a vivir.

Tracé el camino que unía tus verdades con la demencia.
Destrozamos ese mapa en mil pedazos para volver a perdernos.

Desafiné con los acordes de tu risa
y me colé en cada uno de tus sueños para entenderte luego despierto.
Aguanté tormentas bajó el sofá durante el invierno,
teñí los truenos con canciones de Sabina
y olvidé que los domingos nunca son como los pintan
si no eres tú quien los ha dibujado antes.

Tiré al mar lo que quedaba de mis males,  
y luego, prohibieron el baño.


Mojé tu suelo.
Volqué el cielo y tus lunares,
por amor, 
por inconsciencia.

Ahora, ya lo sabes.

sábado, 11 de mayo de 2013

"Nunca. Nunca Jamás."

Y supongo, que así fue como Campanilla se soltó su apretado moño, que eso sí que le jodía al viento. Cansó de sexo cada uno de sus amaneceres, en los que se dejaba la magia cuando encendían su vida con el chasquido de dos dedos. Arrancó el mar de las pestañas de los tristes para llenarles las pupilas de sueños. Viajó con lo puesto, poniéndose a su gusto de lo que el mundo le brindaba en cada bar. Con la falda más corta, apoyó las manos en la barra y golpeó la sombra del príncipe encantado, que no le traía más que desastres. Nadie le pudo cortar las alas, antes de que eso pudiese suceder, prefería echar a correr. Los polvos, eso sí, siguieron siendo mágicos. Y no se supo nada de ella en “Nunca Jamás”.

Nunca.

Jamás.

lunes, 6 de mayo de 2013

Después del concierto



Si no fuese porque al llegar me faltaban horas de sueño —que no de besos— te hubiese escrito que las musas han estado rondando por mi cabeza durante estos días. Se subían al escenario y bañaban de rimas a los que estábamos con cervezas de más, con los pies en el cielo. Volaban a medio metro del suelo, manteniendo el equilibrio en una estrecha cuerda que unía versos. La nicotina se me pegaba al pulmón, no sin antes pasar por sus manos para endulzarla, dejándomela en besos, en versos en los labios. En sus ojos ni una nube, el mar eterno. En los míos, la tierra. 

Musas que viven lejos, musas de mar, musas con acento catalán. 



Lo bonito es cuando una se trae tantos moratones en el cuerpo como besos te ha regalado la primavera de unos ojos, de sus ojos.