¿Qué te voy a contar yo a ti de poesía?
Si has pasado la
noche durmiendo como un niño, abrazado a sus caderas, con miedo del despertar,
de que llegase la mañana, y lo que era "esta noche" se convirtiera en
"ayer". Tú, que habías bebido el más selecto elixir, exprimido de la
luna que puso el camarero en las copas para brindar por los reencuentros; que
soñaste con esa melena de un color incompresible, y que te hundías en el mar de
sus ojos y remabas por verlos derramar lágrimas de alegría. Que deshiciste con
caricias el nudo de su garganta, y estabas dispuesto a hacerlo con el del
corazón, que aún sin compartir sus aficiones, te volcabas en hacerla creer que
si, hasta que te acabó por convencer. Que fuiste su hombro, su brazo, su mano,
y llegó a ser una prolongación de tus dedos cuando ibais comiéndoos el mundo,
encendiendo farolas y abriendo portales. ¿Qué te voy a decir a ti que ya no
sepas? Que poesía era ella, en todos sus formatos, un jodido poema de verso
libre y labios rojos, que invitaban a subirse a la locura de su vida, y a
descender por el tobogán de su espalda en las noches de luna llena.