domingo, 28 de abril de 2013

Domingos y otras muertes


Despuntabas los domingos con afán, 
la última luz de la semana te la servías con hielo,
el vaso ancho, un vino añejo.
Cogías los recuerdos de dos en dos,
aliñándolos con lo fiado,
con sencillez, con descaro
tentabas al lunes desde tus labios.

Luego el fuego y el quemarte soledades
fumando ciento sesenta y ocho horas en verso.
Un guiño a la madrugada que te trae el insomnio,
la falta de besos, el exceso de daños.

Y ya estás listo,
maldiciendo primaveras
cuando el sol roza el piano,
el gato te cede una vida, 
alquilas un otoño, 
segunda mano.

La pared tatuada de los versos 
que lloraste un diez de mayo, 
las ruinas que se caen en tu costado.
La vida tan puta en cama de todos,
cobrando cuarenta la hora, 
abriéndose de piernas,
rompiendo lazos.

Algo suelto que te alarga un par de tragos,
te vas deshaciendo,
se va apagando.

Es domingo, 
pesan los años.

viernes, 26 de abril de 2013

Arrugas en el tiempo




Ya pasó.
No sé cuándo, cómo ni porqué.
Pero pasó.
Como pasan las cosas,
como pasan las musas,
como pasa la vida.

Pasó como un huracán,
desolando versos.
Unas veces lento como el invierno
y otras sin dejar siquiera pedir el deseo
a las pestañas que se llevaba consigo.
Pasó como tuvo que hacerlo,
dejándose los rotos, suturando las heridas.
Con alcohol,
con nicotina.

Pasó de largo, sin mirarme,
como otros tantos.
Pasó entre mis piernas y me dejé hacer.
Me deshice.
Pasó dejándose la vida en cada beso,
borrando las baldosas de los baños,
empapando de sudor habitaciones
y mezclando las lágrimas con el mar.

Supo quererme, igual que yo a él.
A veces, incluso nos llegamos a valorar
como tantas otras parejas.
Medía mi tristeza,
me encerraba entre papeles
y me daba tinta para verme llorar.
Me enseñó a ver que esa era yo
y que me necesitaba por encima del resto,
hizo que viese mi ombligo.

Me llevó a otras ciudades,
enfrió café hirviendo,
paseó a mi lado mientras me veía romper baldosas
y más de una vez me recogió del suelo.

Con bolígrafo rojo le tachaba
de mentiroso, de galán, de caballero.
Fue haciendo y deshaciendo a mis espaldas,
poniéndome en bandeja mil pecados,
en carne, en huesos, en canciones olvidadas.
Él me tachaba de incrédula,
de inocente, de princesa.

Me dejó lo mejor cada mañana,
me hacía el amor
con olor a tostadas recién hechas.
A ambos lados del camino
dejó siempre algo dulce
para no perderme, por si quería volver
y prometió no dar de comer a las hormigas
malgastando el pan que tanto le había costado.

Puso obstáculos, no era una historia perfecta.
Rompió los cuentos con final feliz,
que por ahora no estaban escritos para mí.
Me dio de él tanto como le pedía,
era mi excusa perfecta para perderme,
para encontrarme en los bares, en los días.

Hoy se lo debo todo,
porque le sigo tachando,
porque aún le necesito.

                                          

¿ Quién no (te) necesita, tiempo?


lunes, 22 de abril de 2013

Tormentas



Después de los despueses vienen las copas de más. Las feas no son tan feas cuando permiten que ahogues tus dudas en sus caderas. –Y otra, camarero-. Verborrea de suicidios, viejas fotos que se cruzan marcando páginas de amor entre los libros que hoy recoges del salón. Quemas a fuego lento con la mirada la encimera que os vio arder. Aún se huelen los restos de la cena. Arrastras los pies junto con la pena, creyéndola desgastar en cada paso. 

Cierras la puerta.

Apoyas el vaso.

A lo lejos, tormentas de gritos, desayunos de peleas, miradas esquivas y piel inerte. Los ojos hacen a su vez de mar para escapar a ninguna parte, donde no esté ella, donde la vida no escueza, donde aún quede un hueco, donde abril sea abril y te dé esperanzas.

lunes, 8 de abril de 2013

A las musas



-A las musas, que me hacen parecer a los ojos del resto una multipolar cualquiera, sin saber que sois tantas, tantos, tintos los que inspiráis soledades. Ojalá todos encontréis vuestro hueco. -

Escribo a lo que no tengo, a las musas que me matan de celos. A los segundos que nos dejan para pensar los semáforos en rojo, a los besos en que deberíamos invertir ese tiempo y a las noches en la parte trasera de un sueño. Escribo, describo y pinto en papeles, servilletas, paredes y cuerpos. Escribo con rabia, a veces, deseo, me mata la pena o llora el silencio. Escribo para no olvidar o tal vez para saber acabar con los buenos recuerdos. Escribo matando vidas, lloviendo suerte o llenándoos de sexo. Escribo porque el insomnio se deja tocar en cada esquina, porque hay canciones que no tienen cojones a hablar de ti y porque nos sobran los motivos (pero explícaselo tú al cielo). Escribo para no pensar en la musa de ojos verdes, que fuma y me ha visto de espaldas al río. Escribo a las calles que no necesitan farolas porque les sobran con la luz de las sonrisas, a las faldas traicioneras y a los que buscan cualquier excusa para llenar una tarde de cervezas. Al de Madrid, que por tanta letra, jamás leerá esto. A los que regalan abrazos y a los que se han enamorado en lo que dura el trayecto del ascensor. A la de los ojos con pestañas al cielo. A la que se ha perdido en Cuenca pintando más de un cielo. Al que fue tan buen amigo, que se alejó a tiempo. A los que corren y no por cobardes, porque le llevan ventaja al tiempo. Al que le gusta mi voz al teléfono y las noches de comernos. A esas parejas con las que me meto. A los que ya no están porque les acojonan dos versos, a los que se mueren de sueños y a los que esperan sin suerte la llamada de alguien, que seguro, es otra puta musa cualquiera. Escribo a los que escriben y cantan, temblando, sinceros. A las dos que me matan de amor. A la que me debe un concierto y me es fiel, por encima del resto. A los del sur, que siempre me guardan un hueco. A los de aquí, que a veces, les quiero y a los que por unas o por otras, están algo lejos. Al que juega a invitarme a chocolate, a unos ojos negros. Escribo porque tras la terapia de choque, siempre te salvan con los abrazos más sinceros. Escribo a los que se rapan al cero, al que grita y al que se para a llorar en el metro. Escribo a la primavera porque se ha follado al invierno. A Abril, porque Octubre le echa de menos. A los que tocan en la calle y se mueren por un techo. Escribo porque admiro al de mi lado, por exceso de vicio o por falta de juicio. Al de Granada, que no le importa la distancia, si sólo nos separan versos. Al que ha sido todo, que sabe es eterno. Escribo porque mi madre lo hacía y a mi padre seguro que también le enamoró. Escribo porque me sobran silencios y me inspiran los aeropuertos. Porque me dan miedo las despedidas, los puntos de sutura y los “cura-sana” sin una sonrisa que escuece que no sea la tuya. Escribo porque el mundo necesita asegurarse de que estoy enamorada, que estoy a punto de saltar o que ando al borde de la soledad. Escribo porque me gusta engañarme, porque los domingos lloran y porque con dos de azúcar no puedo endulzar las lágrimas de resto. Escribo para cambiar realidades y para levantarnos del suelo.

jueves, 4 de abril de 2013

Abril


Abril tienta a re-caer, a enamorarse en cada esquina. Abril alarga los días. Abril te incita a buscar una excusa,  encontrarla y comértela cada vez con menos ropa. Abril guarda secretos y florecen al paso de faldas que comienzan a acortarse, musas que no se cortan y cervezas que si no leen el futuro, hacen más rubio el presente. Abril huele a estar más cerca de la libertad. Abril trae desordenados los apuntes, da tregua al sol los días pares y me suena a la canción que susurrabas justo antes de dormir. Abril pone más guapa a Madrid. Abril no sabe dónde meterse entre paraguas y ganas de quitarte el penúltimo botón. Abril rompe la dieta, suda en mallas y te ve salir con ese moño casi deshecho. Decir que Abril vive, es quedarse corto. Abril sigue matando(o muriendo) de amor. Abril viste de colores las calles, los balcones y quita el blanco y negro de las fotos. Abril grita que te echa de menos, pero que al fin y al cabo, estás de más. Abril no es multipolar, es que a Abril le sobran musas, casi casi como a mí. A veces, te hace verte más guapa, manifiesta que hay esperanza, y tú (y todos), nos lo creemos. Abril pisa con tacones altos. Abril sabe a cuatro. Abril se refleja en los charcos y lanza un beso a Octubre. Abril sube la temperatura a los sueños. Abril nunca se pierde tus ganas de vivir. Abril te espera en segunda fila. Abril huele a Milán con abrazos. Abril trae poesía a los rincones que me dejes escribirte.

Abril es eso y mucho más, contigo o sin ti. Pero Abril es tan fiel, que siempre llega, y no se olvida de traer esperanza para los corazones inertes. Y eso, me hace feliz.

Abril llueve y me hace llover, por eso es tan Abril.



No te olvides, Abril no se roba.