domingo, 25 de mayo de 2014

Lo breve del idiota


Lo llamaremos cobardía
por ser domingo.


Podría textar versalmente toda esta rabia y no terminaría en poema:


 Tratamos de justificar todo, 
disimulándonos ante ojos que espejean e interrogan lo que somos,
menospreciando nuestra propia condición de poetas.


miércoles, 14 de mayo de 2014

El mar que nos tenemos.






El vino era por si venías, 
que no te confundieses. 
(Cualquier domingo)



Si no eres capaz de imaginarte un mar en los tejados,
aquí estás perdido.

Las apariencias engañan,
que te aparezcas, también,
y hoy me ha parecido verte sonreír,
disimulando, torpe, en el escaparate
mientras creía verme por dentro.

Embobada con la imagen,
como una niña frente al puesto de helados,
me he quedado relamiéndome las ruinas,
que no es lo mismo que saborear los destrozos
y encontrarme lo que queda de mí sin ti,
y tú tan entero.

Tengo los dedos mojados y en las yemas
he sentido el retumbar de los tambores
que guardabas en el pecho.
Tú ya me entiendes.
Y ahí, en plena sinrazón,
me he dicho que las apariencias engañan,
y yo, ya llevo más de un rato imaginándote.


Y es que qué putada es cuando alguien se lleva tras de sí
los adjetivos que querrías para hablar de tu propia vida.
Y qué culo tan bonito tienes.


El mar que nos tenemos es la mezcla
de sudor y lágrimas de la última noche. 
Si te escuece es que se cura, vida,
y si no te llamo 
es para encontrarme,
de una vez por todas,
el umbral del dolor que ya no siento.


miércoles, 7 de mayo de 2014

Sobra lo que falta.


Hace tiempo alguien se puso unos pantalones
seis tallas más grande
y aprendió a quitárselos sin llorar.



Aquí faltan te quieros galopando entre el jadeo y el gemido.

Sobra la duda ante lo que tachan de distinto, de prohibido. 

Faltan polvos en los baños de los bares.

Sobran paredes grises, muros, políticos y bocas llenas de cinismo. 

Falta revolución a gritos. 

Sobran imbéciles que juegan al amor arrastrando sus fracasos por las faldas que se acercan. 

Faltan valientes que nos miren a los ojos sin mirarse a la entrepierna.

Sobran musculitos, posturitas, tronistas, carroñeros. 

Falta cantar desnudos y bailar sin miedo. 

Sobran los bises después del adiós. 

Faltan labios que se muevan al detalle diciendo un ‘joder, te estoy echando de menos’. 

Sobra hambre, guerras, ricos y engaños. 

Falta risa  y hacerle cosquillas a todo el daño. 

Sobra el egoísmo enmascarado de dolor, de ausencia de sentimiento.

Faltan cojones, ovarios, canciones y bares abiertos.




Ni nos sobran ganas,
ni nos falta certeza,
vida,
pero hay que seguir luchando,
y ahí,
 está la diferencia.