miércoles, 7 de mayo de 2014

Sobra lo que falta.


Hace tiempo alguien se puso unos pantalones
seis tallas más grande
y aprendió a quitárselos sin llorar.



Aquí faltan te quieros galopando entre el jadeo y el gemido.

Sobra la duda ante lo que tachan de distinto, de prohibido. 

Faltan polvos en los baños de los bares.

Sobran paredes grises, muros, políticos y bocas llenas de cinismo. 

Falta revolución a gritos. 

Sobran imbéciles que juegan al amor arrastrando sus fracasos por las faldas que se acercan. 

Faltan valientes que nos miren a los ojos sin mirarse a la entrepierna.

Sobran musculitos, posturitas, tronistas, carroñeros. 

Falta cantar desnudos y bailar sin miedo. 

Sobran los bises después del adiós. 

Faltan labios que se muevan al detalle diciendo un ‘joder, te estoy echando de menos’. 

Sobra hambre, guerras, ricos y engaños. 

Falta risa  y hacerle cosquillas a todo el daño. 

Sobra el egoísmo enmascarado de dolor, de ausencia de sentimiento.

Faltan cojones, ovarios, canciones y bares abiertos.




Ni nos sobran ganas,
ni nos falta certeza,
vida,
pero hay que seguir luchando,
y ahí,
 está la diferencia.

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