Hace tiempo alguien se puso unos pantalones
seis tallas más grande
y aprendió a quitárselos sin llorar.
Aquí faltan te quieros galopando entre el jadeo y el gemido.
Sobra la duda ante lo que tachan de distinto, de prohibido.
Faltan polvos en los
baños de los bares.
Sobran paredes grises, muros, políticos y bocas llenas de
cinismo.
Falta revolución a gritos.
Sobran imbéciles que juegan al amor
arrastrando sus fracasos por las faldas que se acercan.
Faltan valientes que
nos miren a los ojos sin mirarse a la entrepierna.
Sobran musculitos,
posturitas, tronistas, carroñeros.
Falta cantar desnudos y bailar sin miedo.
Sobran los bises después del adiós.
Faltan labios que se muevan al detalle diciendo
un ‘joder, te estoy echando de menos’.
Sobra hambre, guerras, ricos y engaños.
Falta risa y hacerle cosquillas a todo el daño.
Sobra el egoísmo enmascarado de dolor, de ausencia de sentimiento.
Faltan cojones, ovarios, canciones y bares abiertos.
Ni nos sobran ganas,
ni
nos falta certeza,
vida,
pero hay que seguir luchando,
y ahí,
está la diferencia.
está la diferencia.
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