sábado, 20 de septiembre de 2014

Octubre se va a traer sin instrucciones para llevarte


Anda, tráete ya, 
que te voy a soltar
un par de rosas
(rojas, claro).



No te lo tomes a mar 
si esperas que no escueza 
cuando te hablen de mí. 
En defensa propia 
me estoy dejando querer,
que ya es bastante. 

No esperes que te desespere 
no ahora,
después de abrirme
la salida de emergencia 
que da a los restos (coge aire)
de tu vida

Que me voy 
por la puerta grande,
alejándome 
de los estúpidos cánones de belleza 
que rigen tu teoría (coge aire por los dos)
del derrumbamiento.

Esto no es un adiós, 
es sólo hasta que el olvido se olvide.
De recordarnos.
Que por qué nosotros 
y no el resto.

Que no es justo utilizar
el mismo verbo para huir
que para pedirle a alguien
que se quede. 

Te dejo de nostalgias,
de historias,
e incluso, de llamarte,
lo prometo. 

Me dejo de cuentos,
de heridas,
de poemas a tu manera de hacerlo todo
con más amor del que te crees que lo hacías. 

Que te vayas,
que te vayas bien,
cerrando mi espalda a tu paso
con un nudo que sólo tú 
sabrías volver a deshacer,
y que lo olvides (por pavor).

Que me vaya,
que me vaya bien
a tu paso por cualquier otra (aguanta, que sigo)
maldita espalda 
que me recuerde 
que una vez fuimos,
sin querer,
todo lo que al mundo
le sigue dando miedo ser.

(Aunque a ti tambíén te diese, valiente).

No hay comentarios:

Publicar un comentario