Esto no es más que una carta de agradecimiento y voy a pediros perdón, adelantándome a la extensión que puede que tenga, jamás os pediría perdón por los bailes.
En primer lugar, Octubre (con mayúsculas) me llena de tinta y no tengo más remedio que seguir escribiendo, pero hace un par de noches me hice la 'incumplible' promesa de aprender a escribir a quien lo merezca, y esto es una bonita manera de empezar.
Muchas, de corazón, muchas gracias a todas las personas que ayer compartieron un rato conmigo, quién dice rato, dice una cerveza, una llamada, una copa de vino, café, risas, besos, pasteles y sobre todo, mucho chocolate. Gracias a los que dejaron cinco minutos al mundo para dedicarme unas palabras, y a los que no, porque hay vendas que no dejan ver los carteles luminosos, pero gracias igualmente, porque para aprender a mirar las flores, tienes que aprender a valorar a esas piedras del camino, con las que tropezaste, caíste y ahora forman parte del suelo que pisas, haciéndote aún más fuerte. Gracias por cada carta, por cada grabación, por cada vídeo, por cada foto, por cada versión actual del mensaje y por el mensaje en sí, que de esos quedamos pocos. Gracias por las visitas, por los detalles y por los abrazos.
Pero no todo acaba aquí, porque en el ‘día internacional de la sonrisa’ (que qué bien me viene para darle las gracias a mis padres por este irreparable don) también hubo lágrimas, de las que me salen a mí con aquello que no se ve, que no se toca. Me gustaría con esto agradecer, uno a uno, como ellos lo han hecho, a todos lo que han participado para robarme las palabras, y mira que eso es difícil; prometo grabar un vídeo para que logréis sentir, aunque sea, una mínima parte del cielo que me hacéis rozar al veros.
Gracias a Emi por romper el hielo, por la banda sonora y por cada detalle. Gracias al rey de los Pokemon por enseñarme a ser niña. Gracias Bea porque por ser lo que somos, nos sobran las palabras. Gracias Nico, porque eres mi ‘ene’, un pilar que me emborracha y sostiene la vida. Gracias Alberto por enseñarme a reirme de la vida. Gracias Estefa, porque me das ganas de vivir. Gracias a la pareja, Nuria y Jefrin, porque vuestros detalles marcan la diferencia. Gracias María porque cada rato contigo se hace indispensable. Gracias a la pequeña, porque en la primera toma ha conseguido que quiera comérmela a besos. Gracias Pablo por enseñarme a tocar y hacer que se corra la risa. Gracias Burgos, porque ‘lo bueno si breve’ cala hondo. Gracias Chulo, porque me acoges y nos sobra Granada para querernos, y a tu amigo, gracias. Gracias Vero, porque a la decimoquinta, te quiero más. Gracias Sara por pintarme los días y hacerme más gata. Gracias Suave por marcar el ritmo y mis pasos. Gracias Marina porque la poesía a tu lado tiene mi color favorito, color atardecer. Gracias Fabio, porque la distancia no es tanta si sigues sonriendo. Gracias Almi, Rocío, Mari y Reve, porque sin vosotras, pretender educar sería caer en la cuenta de los imposibles. Gracias Naza, porque compartimos el amor a los más agradecidos. Gracias Dani, porque cuando estás tú, todas las canciones me encantan. Gracias Negro, porque escribiendo no dejas de sonreir. Gracias a los Negros, por nunca desaparecer. Gracias Pablo por tu acento y esa manera tan tuya de comerse la vergüenza. Gracias Troya por cada abrazo, porque con una palabra inventada arreglas mi cielo. Gracias Ainhoa por hacer que mueva mis caderas cuando todo va mal. Gracias a Paula por hacer que tenga tantas ganas de conocerte y por este precioso vídeo.
Gracias a todos, sois grandes, y yo a vuestro lado.
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