Todo lo que me pasa cabe en un domingo.
No puedo explicar lo que quiero decir si llueve y no has venido a quemarme con palabras. El amor por escrito besa lento, desviste en cursiva y folla con todas las letras. Tiene de fondo a Ferreiro para hacértelo más especial, viene en camisa y zapatos solo para deshacerse entre mis manos. Me habla de viejos amores mientras calmo su sed con abrazos. Tiene el gusto cinematográfico de hacerme un hueco, y en vez de palomitas, explota el maíz en besos. Me habla de dificultades y yo crezco sus deseos, superando la barrera del sonido -o cualquiera- proponiéndole un mundo que casi ambos hemos olvidado en los bares. Nunca cede. Pone límite de palabras, de sentimientos y marca el ritmo de mi prisa. Escribe con las manos y me borra con la lengua.
Todo un domingo en pijama ya sabe algo a él.
Podrías ser domingo ya, y venir para dejarme sin palabras, sin aliento. Para vestir de cuadros mis líneas cuando me arropes y romperle los esquemas al cielo.
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