domingo, 22 de diciembre de 2013

Salidas nocturnas.


Lisboa, enero del 2012.


En realidad no soy lo que esperabas. Tú estabas tirado en medio de la carretera parpadeando en ámbar a la espera de un auxilio. Y yo, como una incauta más, venía de soledades hambrientas y me tiré a la calle sin mirar, siquiera, la luz roja que da pie a todas estas casualidades. Nos vamos atropellando, como hoy a la resaca de ayer, como mañana a las ganas que te tengo. Choque frontal de realidades y hostia contra el invierno en ropa interior. Y sin un duro en el bolsillo, sin un mal beso que llevarme a la boca, te digo que por primaveras más cortas me he cruzado corriendo y sin mirar atrás el jardín del olvido.

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