lunes, 4 de febrero de 2013

"Pero sin juramentos..."


A mí no me amenaces con eso de pintar un corazón de tiza en la pared, que sabes que me derrito. Pero eso sí, deja al árbol, y nada de tallar en él lo que la naturaleza no quiera. Bésame y haz que florezca la primavera en el Febrero de tus brazos. Eso sí que es sellar pactos a medias. No me hables de candados en los puentes con mejores vistas de la ciudad y déjame mirar apoyada en tu hombro el paisaje al atardecer, contemplando juntos cómo se acuesta el día sin ataduras pesadas, ni tirando llaves tan lejos como luego lo hacen con sus promesas. No me regales la luna y las estrellas, y enséñame de ellas a brillar por encima del resto de ojos que barren con tristeza el suelo. Invítame cada día a un café con dos de ilusión al despertarme y endúlzame la vida con las sonrisas que te provoque el verme amanecer enredada en tus sábanas otra mañana más. Asegúrame que no somos ninguna palabra que pueda llegar a temer y vacíame de miedos para congelarlos y beberlos cada noche junto al ron que destilamos al fundirnos en un solo cuerpo. 

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