Lo difícil es convencerte con
palabras de todo lo que te quiero hacer en silencios,
pero habrá valido la pena si tus
dedos tocan mi boca en son de guerra,
haciéndome creer que hay vida más
allá de todo este tiempo sin ti.
Lo difícil es convencerte de poner
la bandera de tus labios en mi cuello
y besarla hasta volverse
transparente, que una patria de colores la pintamos en dos cafés.
Confesar a la altura de tus caderas
que no hay otra religión por la que peque de creyente,
de practicante irracional, de insumisa en tu cielo y de rezar con los
ojos abiertos.
Que no hay verbo más carnal que el de vivir queriendo ser
sirena en el mar de tus ojos,
para mojarme las noches de sueños y cantarte luego eso que
tanto nos gusta,
porque “puedo sentir tierra seca
tras la arena mojada”-no sé si me explico.
Que las prosas y las prisas van calentándonos
los versos,
que nos haremos canciones mientras
me crezcan pianos
y se te multipliquen las manos para
buscarme las cosquillas.
Lo difícil es convencerte de algo
que no se puede comparar con nada
porque aún no está escrito,
porque te estoy esperando,
porque te estoy creando.
(con las manos)
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