martes, 22 de enero de 2013

Cuento para no dormir.


-Cuéntame ese cuento para no dormir, mi favorito, el de la mariposa con enormes alas que se abrían para ver la vida.


Bien, amor, empezaré por el prólogo, y tú, serás mi mariposa, las alas son tus kilométricas piernas que parecen que vuelan al andar cuando te pones esos vestidos que tanto me gustan, o cuando te cuelas en mi cama, con ganas de jugar al escondite y te recuerdo que no hay más de un metro y diez centímetros de locura compartida. Esas alas que se abren dulcemente a la vida y me recuerdan que cuando quieres volar, subes y bajas del cielo sin movernos de mi cama, esas alas que te incitan a correr por el pasillo en plena guerra de almohadas, a dar saltos para aplastar con tus cincuenta y tantos a los problemas que nos aparecen en el camino, pero sobretodo, idolatro esas alas que me abrazan por las noches, que se posan en mis piernas cuando bajamos del cielo y aceptas compartir sueños una noche más. Porque amor, adoro esas alas, te adoro a ti, pequeña mariposa, porque te respeto cuando vienes o vas, cuando haces y deshaces a tu antojo, porque así eres, mariposa, y nunca deberían privarte de esa capacidad que tienes de volar por encima del resto de los mortales, porque estás hecha de sueños y de ganas de vivir, y yo, nunca me atreveré a quitártelas, soñadora.

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