Apareciste a deshora, justo para recordarme porqué tantas
veces te nombro y porqué algunas veces te temo. A muchos se les llena la boca,
prometiéndote, pero eres fiel a esos amantes impacientes que te apuestan y tú,
aceptas el reto. A veces gastas sonrisa, y otras irradias tal felicidad que te
conviertes en mi cómplice, escondiéndonos tras el muro que da a su habitación,
espiando su singular manera de desvestirse como un gato. Él te mira, tú me
guiñas un ojo y me haces partícipe de su pensamiento en la distancia. Te escupo
su ausencia en las noches de enero, y paso a paso consigo trazar una escalera.
Tú, burlona, me dejas creer en imposibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario